Cuando nos referíamos a la incertidumbre de los que nos íbamos a encontrar sobre el terreno, nos referíamos a la información que corría por internet sobre la situación de Idomeni (desalojo de refugiados, expulsión de los voluntarios, etc…)
Existe una amenaza constante por parte de las autoridades de desmantelar este campo, símbolo de la vergüenza y de la nula gestión por parte de Europa en la crisis de los refugiados. Pero, aunque todavía no se ha materializado el desalojo, cada día se da una vuelta de tuerca, ejerciendo una presión tal, que obligue a sus habitantes a tomar la decisión de abandonar el campo.
La intención de las autoridades es llevar a estas personas a «campos de acogida», campos gestionados de militares en los que aseguran, gozaran de mayores comodidades, pero también de un absoluto control, impidiendo a los voluntarios y al mundo en general conocer la situación de primera mano.
Por si fuera poco la presión ejercida por los estamentos oficiales, las inclemencias meteorológicas se unen en hacer aún más inhumana la vida de miles de refugiados. Como ejemplo unas fotos tomadas y cedidas por Raquel (voluntaria de Madrid) de la situación vivida hace pocos días.