Las primeras noticias que nos llegan, nos informan de la expulsión durante la noche de todos los voluntarios que están en el campo. Somos un grano en el culo y les incomoda nuestra presencia. No quieren testigos, todo lo que no se ve, no ocurre!
Por suerte, algún voluntario ha tenido la valentía de camuflarse entre los refugiados y vistiendo como ellos, pasar inadvertido. Estos nos narran los primeros acontecimientos:
Decenas de autobuses hacen cola y de forma sumisa y sorprendentemente ordenada van subiendo familias enteras. Mientras tanto, bulldozer y excavadoras arrasan las tiendas donde esta gente ha malvivido durante meses, intentando borrar la huella de lo ocurrido.
Por supuesto, el acceso a los medios de comunicación acreditados está absolutamente restringido. No quieren que el mundo se entere del trato que están recibiendo las personas que necesitan ayuda y que huyen del horror. Un par de kilómetros antes del campamento está el control que corta el acceso al campo y donde nos reunimos los voluntarios que nos han denegado el acceso y algunos periodistas que han llegado para cubrir la noticia. Entre las televisiones nos llama la atención algún medio conocido, pero percibimos que son muy pocos los medios para la trascendencia de estos acontecimientos. Nos comentan que esta semana se celebra la final de la Champion y que hay que dar prioridad a las noticias «más importantes».
¿Tendremos alguna responsabilidad en la información que demandamos o consumimos?