El campamento de Idomeni no es el único. Sí el más conocido y en el que han llegado a vivir hasta doce mil personas. Alrededor de éste se encuentran pequeños campamentos donde por el momento nos permiten entrar. Si la noche anterior hacemos un reparto de bolsas de comida para los niños en EKO, hoy decidimos acercarnos a los campos de Bp y Hara para abastecer de leña a sus moradores. La madera no es tan demandada como los alimentos, o como cuando ésta era necesaria para soportar las bajas temperaturas. Ahora se emplea principalmente para cocinar. En la medida de lo posible, tratamos de evitar la tala de la escasa vegetación de los alrededores o la utilización de plásticos o mantas para la combustión.
En el reparto de leña dentro del campamento no hay edad para colaborar y de forma paulatina los montones de leña disminuyen hasta desaparecer.
Sorprendentemente, hasta el último depósito que dejamos no se acerca nadie. Sabemos que el dueño de la estación de servicio no les permite encender fuego cerca de la gasolinera, pero un hombre mayor nos explica que ya no la necesitan. Temen que el desalojo de estos pequeños campamentos es inminente. La desesperación se convierte en un nuevo enemigo a vencer.