A pesar de las condiciones en las que «viven» los refugiados, éstos no pierden la sonrisa ni la esperanza de cumplir su sueño. Este suele ser el de llegar algún país seguro, donde poder seguir estudiando, trabajando o simplemente viviendo sin la amenaza del horror. Su meta suele ser algún país europeo, o como en el caso de la chica de la izquierda su ansiada Canadá,
Aunque el destino mayoritario de esta gente suele ser el centro de Europa, como muestran las banderas que lleva dibujada en su antebrazo esta joven kurda.
Y aunque un dicho popular reza que «la esperanza es lo último que se pierde», la cruda realidad indica que las fronteras cada vez serán más altas y el sueño de esta gente difícilmente alcanzado.