Lo primero que me sorprendió a mi llegada a Idomeni fue la cantidad de ONGs, pequeñas asociaciones o cientos de voluntarios que trabajaban en los campamentos. Pero las ganas de colaborar no siempre eran canalizadas de la forma más eficiente y se perdía mucho tiempo y esfuerzo en en camino.
Un ejemplo de buena gestión en la ayuda a los refugiados es la llevada a cabo por nuestros compañeros catalanes de EREC.
Cada mañana se dirigen hasta Tesalónica para abastecerse de frutas y verduras en el mercado de la ciudad. Varios voluntarios les esperan en el almacén de Policastro para la descarga y posterior elaboración de las bolsas de comida.
El trabajo de censo y distribución de tarjetas de distintos colores realizado días atrás, se verá recompensado haciendo que el reparto vespertino de comida se haga de una manera eficiente y justa. Evitando así las largas colas que soportan diariamente los habitantes de los campamentos.