El día anterior vimos llegar dos familias que venían andando desde Thesalonika a más de 60 km. Llevaban crios de 5-6 años y una de las mujeres presentaba un embarazo ya avanzado. Esa tarde había caído una formidable tormenta y después hizo calor. Les ofrecimos fruta y te rompía el corazón ver cómo se tiraban los ñiños a ella.
Queríamos volver al día siguiente y llevarles comida, leña, aceite…….pero ya no hubo día siguiente.
Ayer cuando nos despertamos nos llegó la noticia de que había comenzado el desalojo de Hara y BP. Un «deja vu», otro mazazo para nuestra ilusión. También de madrugada llegó la policía y todo se acabó.
Nos quedamos sin refugiados que atender y nos quedamos vacíos por dentro. No es sólo el cambio de condiciones para los refugiados. El no poder hacer nada por ayudarles es una sensación muy frustrante.
Cuando las necesidades están dentro y la ayuda fuera sientes rabia e impotencia.
Nuestros compañeros de EREC van moviendo hilos. Necesitamos conseguir permisos para poder llevar la ayuda a estos campamentos y ese será nuestra labor en estos próximos días.